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Editorial «Uno no es ninguno: mi dilema con la comida»

by • 27 noviembre, 2014 • COLABORADORES, TOP 5Comentarios desactivados en Editorial «Uno no es ninguno: mi dilema con la comida»3260

 Por Almondomi

Tengo enormes conflictos con la comida. Yo confieso.

Para empezar tengo hambre prácticamente todo el día: vivir sola no ha hecho más que acrecentar mi situación. Todos los días corro –cual ritual sagrado– a prepararme ese divino monchis, o comidita completa, antes de salir de casa.

«¿Dónde está mi tupper»,»¡no descongelé la carne!». «¡SE ME CAYÓ Y ROMPIÓ MI DOCENA COMPLETA DE HUEVOS!» Un soltero a las carreras es una especie digna de investigación… ¡ninguno sale ileso!

Lo que me lleva a mi dilema número dos. Soy demasiado quisquillosa con lo que como. Soy ese cliché que pasa su tiempo obsesionada con sus alimentos.

«No gracias, tiene mucha grasa.» «¿Es empanizado? Ahh entonces no.» «¿Por qué te vas a comer eso? Mejor vamos por una ensalada…»

Culpo a Ricolino, Tía Rosa, y Hershey’s , de la mayoría de mis frustraciones y deseos reprimidos. Cada vez que paso al lado de un Moyo o Krispy Kreme, salivo peor que perro en carnicería. Una y otra vez me niego a caer ante la cremocita seducción de estos manjares espolvoreados de diabetes. (*Saca una manzana y la muerde frustradamente*).

Vivir sola me ha dado la disciplina de la alimentación. Soy un gendarme para el tema de la comida. Traigo bien apretado el cinturón en el estómago, y todos los días lucho por aflojarle un hoyito para ser más flexible con mis alimentos.

Creo de todo corazón que uno debe disfrutar infinitamente lo que come. Hoy consumí brownie y medio y la culpa no fue tanta…
¿Trastorno de alimentación? ¿Ayuda psicológica? ¿Medicación urgente? Jamás. Amo comer, jícama o hot cakes, me encantan. Repito: sólo tengo que aflojarme un poquito más mi cinturón de permisividad. ¿Qué no dicen que uno no es ninguno?

 

 

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