Para todas esas madres que tienen que aguantar el odio del resto de los pasajeros y la vergüenza de sentirse la peor persona del mundo por no poder controlar a su(s) hijo(s)
Efectivamente, la emotividad del día de hoy ha rozado las agujas de mi reloj biológico (aún muy dormido) y me ha hecho reflexionar sobre una de las más puras demostraciones de amor y paciencia de las madres: viajar con un bebé de brazos (o niño inquieto) en aviones y camiones de trayecto largo.
Estos son los tipos de madres que hemos detectado viajando con hijos pesadilla:
La desesperada
Si creías que tú no dabas más con los gritos desaforados del infante de atrás (que tú crees que está justo atrás pero en realidad está en la última fila), cuando le viste la cara a su madre, lo entendiste todo.
La pobre mujer ya no sabe qué hacer, ni qué darle, ni qué cantarle, ni cómo moverlo para se calle de una vez por todas. Normalmente la gente se alía con la madre desesperada y la ayudan tratando de darle consejos de lo que podría ser que esté molestando al crío o, de menos, se lo cuidan mientras van al baño o le piden a la azafata una galletita para que el bebé (que seguro está dentando) muerda o, si tienen un poco de suerte, un Lexotán con whisky para ella.
La sorda
Todavía no sabemos si es sorda o demasiado estricta, pero este tipo de madre ve que su “nene” llora sin control a grito pelado y no hace nada. Ella sabe que está: comido y cambiado y que lo que está haciendo es berrinche puro, así que (como si estuviera en su casa), deja que llore hasta que se quede dormido mientras que los pasajeros se imaginan mentalmente cómo:
a) Estrangularían a esa madre
b) Escaparían de ahí ilesos (brincarían del autobús en movimiento por la ventana o saltarían por la salida de emergencia con su chaleco salvavidas).
La super-madre
La super-madre ya no es mamá de un bebé, normalmente tiene hijos de 3 a 10 años y permite que pateen el asiento de adelante (en donde tú vienes sentado) sin restricciones.
Trataste de encontrar otro lugar, pero está lleno. A la quinta vez que te patearon el asiento y jugaron a abrir y cerrar la mesita como si fuera el gran invento del siglo, te volteaste para decirle a la madre y/o a los niños que por favor dejaran de hacerlo porque es muy molesto.
Hay dos respuestas clásicas de la super-madre:
– Son niños! ¿Qué quiere? ¿Que no se muevan?
– Usted no me va a venir a decir cómo educar a mis hijos
Y es así como la super madre te super arruina el viaje con sus terremotos de carne y hueso y te tienes que resignar a que ese trayecto será un infierno.
La profesional
Normalmente la madre experta ya va por su segundo hijo, pero de todas maneras, esa experiencia se le agradece infinitamente. Viaja con una bolsa/maleta pesada y gigante, pero ahí conserva absolutamente todo lo que hará que sus chamacos estén tranquilos en el viaje y no molesten a los demás. iPad, iPod o iPhone con películas y jueguitos cargado con batería full, libro de cuentos, galletitas, jugos, juguetes…
Los padres fantásticos
Se dice en los bajos mundos, que existen parejas (nótese de entrada la diferencia de no dejar a una madre sola viajando con niños) que, a sabiendas de que sus retoños son un altavoz de gritos histéricos, reparten un kit de dulces con una tarjeta de disculpas por el viaje que te van a hacer pasar. Se dice que una vez repartieron tarjetas de regalo de 5 dólares de crédito en un Starbucks a cada pasajero. Nos cuesta pensar que hay gente tan civilizada y comprensiva, solamente en un mundo de fantasía existiría algo así. Si alguien ha tenido experiencia con padres fantásticos, se le ruega que la comparta para corroborar si el mito es una realidad.
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