Una de las cosas que más nos falla a la hora de cocinar son los condimentos, a duras penas calculamos la sal y si acaso la pimienta.
Vale la pena que te des una vuelta por la sección de hierbas frescas del super o mercado, compres un par de bandejas para hielos extras y hagas tus propios menjurjes para sazonar tu comida sin perder tiempo.
¿Cómo hacerlo? Primero lava y desinfecta las hierbas que hayas comprado, después llena cada cubito con diferentes hierbas y añade aceite de oliva hasta el tope. Procura distinguirlos con un plumón permanente por la parte de abajo de la bandeja o con etiquetas que te puedan ayudar a no confundirlos cuando los quieras usar. Mételos al congelador y listo.
Conforme vayas dominando el sabor de las hierbas seguramente harás tus propias fusiones y le añadirás más cosas.
Las hierbas más comunes que vale la pena tener a la mano para cocinar son:
Albahaca: Es una de las hierbas más distintivas de la cocina italiana. Se recomienda para sazonar: salsas o caldos de jitomate, pollo y pastas.
Eneldo: El eneldo es como un “primo” del perejil, va muy bien con pescados, arroz y en ensaladas.
Estragón: También se le considera como planta aromática, ideal para condimentar purés, ensaladas, guisados con crema y mantequilla, guisados con mostazas, vinagretas y hasta huevos.
Hierbabuena: Si has intentado hacerte un consomé de pollo y no te sabe como el de tu abuela es porque seguramente no le has puesto hierbabuena. La hierbabuena es perfecta para caldos, sopas y pollo.
Romero: Tiene un olor extremadamente fuerte y su sabor es delicioso, ideal para realzar el sabor de carnes, pollos, pescados y legumbres. Una pechuga de pollo con papas cortadas y un cubito de romero con aceite te puede hacer sentir que estás en un restaurante 5 estrellas.
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