Los últimos días de este 2013 llegan tan atropellados como su inicio, esto es un caos total…
No logro encontrar el momento ideal para sentarme a reflexionar todo lo que pasó, y es que fueron tantas cosas…
Varios amigos han definido con palabras exactas lo que ha sido este 2013: turbulencia, tropiezo, confusión, duelo, depuración, crisis… Este año cambió mi vida como la conocía, nada será lo mismo después de él.
Mi gran logro es que aprendí a reconciliarme con mi pasado y a reconocer el proceso de transformación que he tenido en los últimos 10 años a partir de la muerte de mi Papá. Sin duda eso es lo que más rescato, por eso siempre estaré infinitamente agradecida con las personas, sucesos y situaciones que me ayudaron a esto. Una década después pude soltar el duelo de mi padre y dejarlo descansar, por fin camino ligera y no siento un gran peso en la espalda.
Desde sumergirme a principios de año en el mágico mundo del Bikram Yoga (lo que jamás pensé que sucedería dado mi historial y negación para hacer ejercicio y engancharme con él), hasta el inolvidable y entrañable viaje a Israel, pasó de todo: bodas de mejores amigos, mudanzas dolorosas, despedidas, reencuentros, desencuentros, secretos atesorados y gente nueva que afortunadamente llegó a hacer mi vida mucho más feliz.
He logrado hacer una reingeniería emocional y acomodar mis prioridades, en qué me desgasto, qué disfruto, en dónde tengo que poner más ganas, en quién no debo seguir invirtiendo mi cariño y mi tiempo… Es un ejercicio interesante (algún día lo voy a patentar), imagínate como un contorno vacío y escribe tus prioridades emocionales y otórgales un porcentaje para que sumen 100 en total. Te vas a sorprender cuando veas en qué y en quienes te estás dejando consumir en vez de disfrutarlo.
Pese a que todavía no termina, hoy con mucha melancolía me despido de este 2013, estoy segura de que a futuro lo recordaré como un gran año.
¿Por qué me despido hoy? Porque tengo la fortuna de emprender nuevamente otro viaje que ha sido planeado desde Marzo. China y Japón me esperan para recorrerlas de la mano de mi cómplice, mejor amigo y compañero de vida. Pasaremos Navidad a bordo de un avión y amaneceremos en un par de días en Shanghai.
Espero poder postearles desde allá y lograr estar cerca pese a la distancia.
No me queda más que agradecerles a cada uno de ustedes por leerme, por cada tweet, por cada post, por cada línea que me mandan. Gracias infinitas por acompañarme un año más, prometo que el 2014 va a traer mucho drama “recargado” y en una nueva versión 3.0
Nos volvemos a leer oficialmente a mediados de Enero, disfruten y despidan estos últimos días como merecen, un nuevo año está por llegar y tiene que encontrar la mejor versión de nosotros.
¡Feliz 2014!
M.
Lo que no se debe hablar en la cena de Navidad Siguiente Drama:
La obesidad y yo