Ayer mientras estudiaba me encontré con un tema que siempre me ha parecido fascinante: el dolor.
¿De dónde viene el dolor? ¿Qué lo produce? Las causas pueden ser infinitas pero el origen es siempre el mismo: hay algo que no está bien. Ya sea una muela, una pérdida o el fin de una relación, el dolor se cimbra en lo más profundo de los huesos y duele, duele mucho…
Pero, ¿hasta dónde estamos capacitados para aguantar el dolor? Nuestro umbral es completamente diferente, hay quienes dicen que si comparáramos la tolerancia de un hombre al de una mujer, éste jamás aguantaría las contracciones de un parto. Pero nadie puede constatar eso pues no hay forma de experimentar en cabeza ajena.
En cuanto al dolor emocional, la teoría del costal es con la que más me identifico. Es así, uno nace con un costal en la espalda. Las piedras que lo llenan son momentos de dolor, de sufrimiento… Si te pones a analizarlo, cada vez que hacemos una retrospectiva de nuestra vida está basada en nuestras vivencias más dolorosas. Desde niños construimos ese mapa emocional; recordamos el día que nos caímos, cuando nos peleamos en la escuela, cuando nos regañaron… Pero conforme crecemos, hay cosas definitivas que te marcan y te obligan a soltar el costal. Una separación, una muerte, un accidente, una enfermedad… Son los momentos críticos de la vida los que efectivamente, te obligan a ser alguien mejor, los que hacen que irremediablamente mires atrás y veas que lo que antes pensabas era doloroso, hoy no sea ni la sombra de lo que estás viviendo.
Entonces vuelves a cargar una nueva piedra en tu costal ahora vacío, pero esta vez es una piedra preciosa. Cuando pasa el tiempo y superas las crisis, logras convertir los momentos de dolor en un aprendizaje profundo que inminentemente te va a llevar a ser más consciente y que hará que revalores qué tipo de piedras vas a volver a meter a tu costal.
No podemos desgastarnos con grava, no podemos permitir que ese costal sea más pesado de lo que puede cargar nuestra espalda… Se trata de sobrellevar el peso respirando profundamente y dejando ir.
5 trucos con la pasta de dientes Siguiente Drama:
Las propiedades del té